miércoles, marzo 11, 2015

Apenas quedó un leve rastro de nuestras sospechas


                                                          Ilustración Becca Stadtlander


Apenas quedó un leve rastro de nuestras sospechas. Sabíamos por instinto que el deseo contenido a lo largo del tiempo mataba la cordura, pero nunca imaginamos que el simple roce de nuestros dedos nos devolvería a la más cruda realidad.

Habrías sembrado la semilla. Habrías recogido los frutos todavía verdes y me  habrías dejado volar con el único recuerdo: el de mis versos que recorrerían el más profundo abanico de mis sensaciones dormidas.