
Mandala sacado de Internet
Lo miré de frente. No dijo nada. Esperé que se calmara mi alma agitada y me di un respiro.
Tan sólo un descanso de cinco minutos.
Y comenzó la música dentro del cerebro. Primero como una simple melodía, luego como un río que va bañando los pensamientos dejándolos transparentes; más tarde como un mar de pétalos rosas.
Fui desposeyéndome de todas las pertenencias. Después, cuando la mente ya no miraba al reloj sucedió que me fui lentamente, dejando que el silencio inundara mi habitación de incienso y de mandalas.
Estaba yo sola y con todo el universo, abrigada por la lluvia de estrellas que cosquilleaban en mis manos calientes.
Ahora y sólo ahora, navegando bajo el océano sin palabras, así, despacio, en la calma del no-tiempo.