Imagen de Lauri Blank
Hace tiempo que no te miro de frente. Ya no me provoca la
manera en que tus ojos se posan en mis caderas, esperando el acompasado vaivén
de las mismas.
No hace falta explicar que mis orgasmos son desnatados y
la pasión un colibrí rojo aleteando en un aire ahora irrespirable.
La vida corre como una gacela y tu aroma se va con ella mientras el mundo
gira en un remolino donde se ahogan mis necesidades.
No, no hace falta aclarar que el sueño se está
apoderando de tus caricias, de tus
explosiones acometidas en mi cuerpo derretido como gelatina en un
pasado ya tan lejano…
Ya no encuentro la cama revuelta de sábanas blancas donde mis dedos buscaban sin parar tus impulsos provocándome hasta la extenuación…
Y el verano llega y desaparece sin detenerse en mis pechos …
No, no hace falta ya que me persigas con tus juegos
eróticos, aquellos por los que perdía los sentidos en un sinfín de tardes calurosas…
Ya no…