Va cayendo la tarde.
Comienza a hacer frío.
Las palabras atusadas de la mañana,
frescas como gotas de rocío,
engalanadas de luz recién estrenada,
envueltas con besos de terciopelo,
se vuelven ahora
densas .
Mientras el atardecer navega en nubes rojizas
engalana el sueño ligero del que quiere permanecer
por más tiempo apegado a la claridad.
Voy observando el leve y fino camino
que separa el día de la noche.
Y tú permaneces en
medio,
aguardando sin pestañear
los bosques floridos
que nunca llegarán.